Así como una vez por año se realizan eventos como Burning Man, en las pampas se construye (y se destruye) otra ciudad temporal.

Al final no queda nada, y resulta casi increíble que poco menos de un millar de personas hayan habitado juntas varios días, rodeadas de obras de arte e infraestructura especialmente montada para el evento.

Entre todas las propuestas (que completan una grilla 24×7), el Proyecto Batea ofreció la experiencia de transformar dibujos en sonidos.

Y para cumplir con el principio de la economía del regalo y la desmercantilización, pensamos en una dinámica de triple regalo: el dibujo, el sonido, y el camisolín que fue la superficie de dibujo.

Pensar una dinámica participativa y colaborativa en un entorno hostil fue el desafío mayor. En segundo término, las condiciones tecnológicas de un lugar sin servicios planteó la necesidad de diseñar soluciones para crear una versión autónoma de la instalación, además de contar con sets redundantes para los módulos críticos.

Batea descansando en el Center Camp entre talleres, detrás @enue.fa
Batea descansando en el Center Camp entre talleres, detrás @enue.fa

Cualquier narrativa basada en tintas resultaba inviable, al menos ese fue el resultado de los extensos ensayos de materiales que realizamos, y como quisimos incorporar el cuerpo en la experiencia, encontramos una combinación de materiales secos que permitieron el desarrollo de una dinámica apta a las condiciones desfavorables.

Regalamos más de 60 experiencias de dibujo y sonido contribuyendo en parte al lema «la experiencia será lo que hagamos de ella», y esperamos seguir haciéndolo con más propuestas interactivas.

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